La palatabilidad de los alimentos está influenciada por una variedad de factores y depende en gran medida del individuo.
Llamar a un alimento apetecible significa que es agradable o agradable al paladar o al gusto de un individuo. La palatabilidad no es estática: siempre está cambiando, en función del estado del individuo, especialmente en lo que respecta al tiempo de consumo de alimentos. La palatabilidad tampoco es algo permanente. Las personas pueden adquirir un gusto por ciertos sabores, y algunos sabores pueden volverse menos sabrosos con el tiempo.
La palatabilidad como respuesta a las necesidades humanas
Los seres humanos necesitan alimentos y líquidos para vivir porque proporcionan energía y limpian el sistema. Estas necesidades, a menudo denominadas necesidades homeostáticas, se correlacionan directamente con la palatabilidad porque los alimentos y líquidos que aplacan la palatabilidad de las personas satisfacen sus necesidades homeostáticas. Todos los humanos encuentran al menos algunos sabores sabrosos. Este es un rasgo biológico básico que es necesario para la supervivencia. Sin la capacidad de encontrar algún alimento sabroso, los humanos no podrían satisfacer sus necesidades de energía.
Privación de alimentos
Uno de los principales factores que influyen en la palatabilidad es la privación de alimentos. Esta privación puede ser un período de solo unas pocas horas. Cuando alguien no ha comido en algún momento, la palatabilidad aumentará a un mayor número de alimentos. En algunos casos, los individuos pueden experimentar una mayor palatabilidad a los sabores que generalmente ni siquiera les gusta. Este es un proceso natural que ocurre diariamente.
Hambre hedónica
El hambre hedónica es un fenómeno que influye en la palatabilidad. El hambre hedónica es la noción de que las personas pueden preocuparse por la comida en la medida en que sea un pensamiento o impulso frecuente. Ocurre en cualquier ausencia de alimentos a corto o largo plazo, y su duración y extensión varía según el individuo. Sin embargo, para todos los que experimentan hambre hedónica, el efecto sobre la palatabilidad de los alimentos es un fuerte aumento. Algunos pueden controlar el hambre hedónica al distinguir si necesitan o quieren alimentos. Sin embargo, aún deben reprimir la mayor palatabilidad para una variedad de alimentos.
Saciedad
La palatabilidad de los alimentos disminuye después del consumo de alimentos, y especialmente después de que uno está extremadamente lleno. Este es un proceso biológico natural que ocurre para que los humanos sepan cuándo pueden dejar de comer. Este proceso está controlado por un mecanismo de retroalimentación. Cuando su cuerpo reconoce que está lleno, el cerebro envía un mensaje que se convierte en un mecanismo de retroalimentación negativa, alertando al resto del sistema nervioso de que ahora se puede disminuir la palatabilidad. Sin embargo, los alimentos extremadamente sabrosos, que varían según las preferencias del individuo, pueden eludir el mecanismo de retroalimentación negativa, y las personas pueden optar por continuar comiendo independientemente de su saciedad.