Prepare y guarde la lechuga romana para evitar que se dore.
Cuando se corta y almacena incorrectamente, la lechuga puede dorarse y marchitarse muy rápidamente. La lechuga marrón no solo es desagradable a la vista, sino también desagradable para comer. Hay varios consejos importantes que puede seguir al cortar y almacenar su lechuga romana para mantenerla fresca. Seguir estos consejos le permitirá comer de la misma cabeza de lechuga romana durante una semana en lugar de tener que ir a la tienda cada vez que quiera una ensalada.
Cosas que necesitarás
- Toalla de papel
- Ensalada spinner
- cuenco
- Envoltura de plástico
Retire las hojas malas o marchitas de la cabeza de lechuga romana.
Enjuague la cabeza de lechuga romana para eliminar la suciedad.
Rasga la lechuga en lugar de cortarla. Rasgar las hojas de lechuga romana suele dañar y magullar la lechuga menos que cortarla con un cuchillo. Rompa la lechuga en trozos grandes si desea almacenarla durante un período de tiempo más largo. Esto causará menos daño a la lechuga, evitando que se dore tan rápido.
Agite la lechuga para eliminar el exceso de agua, luego golpee la lechuga con una toalla de papel para secarla completamente.
Coloca la lechuga en un hilador de ensalada para eliminar la mayor cantidad de humedad posible. Es extremadamente importante eliminar tanta humedad como sea posible; esto evitará que la lechuga se vuelva marrón después de que se haya cortado.
Pon las hojas de lechuga romana en un tazón grande.
Coloque una sola toalla de papel sobre las hojas de lechuga romana para ayudar a absorber parte de la humedad que se acumula mientras se almacena la lechuga.
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Cubra la parte superior del tazón con una envoltura de plástico.
Retire la toalla de papel y reemplácela por una nueva cada pocos días para controlar el nivel de humedad.