Riblets asados al horno son tiernos y llenos de sabor.
Cuando el español Hernando de Soto trajo cerdos a los Estados Unidos por primera vez en 1525, comenzó una industria artesanal que hoy se traduce en la producción de más de 19 mil millones de libras de carne de cerdo y un consumo anual per cápita de 50 libras de carne de cerdo por persona. Hoy en día, las costillas de cerdo se cortan desde las puntas delgadas de las costillas o la parte más gruesa de la costilla más cercana a la columna vertebral. Se pueden asar en el horno y, de 2 a 4 pulgadas de largo, son perfectos para servir como aperitivos y entremeses.
Cosas que necesitarás
- Asadera poco profunda
- Termómetro de carne
- Salsa de barbacoa y pincel (opcional)
- Frustrar
- Cuchillo para deshuesar
Precalentar el horno a 350 grados. Si usa un horno de convección, precaliéntelo a 325 grados, ya que el horno distribuye el calor de manera más uniforme y eficiente.
Coloque una sola capa de riblets con el hueso hacia arriba en una asadera poco profunda y coloque la sartén, sin cubrir, en el centro del horno.
Rostiza asados por una hora, luego dales la vuelta. Para riblets de barbacoa, cepille su salsa de barbacoa favorita en el lado de la carne de las costillas. Cubra las costillas sin apretar con una carpa de aluminio.
Continúe asando hasta que los riblets alcancen una temperatura interna de 155 grados Fahrenheit.
Retire los riblets del horno. Manténgalos cubiertos y deje reposar durante 10 minutos antes de servir.